La expoliación laboral.
La delincuencia.
La pobreza extrema.
La absoluta y egoísta riqueza.
La contaminación.
La ambición sin limites.
La envidia malsana.
Etcétera.
El bizcocho podrido abunda mucho más de lo que quisieramos, tenemos que ir apartándolo para ir sobreviviendo.
Si quieres, puedes compartir conmigo esos trozos de bizcocho.
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